No todo el mundo es capaz de perdonar, hay quien no es capaz de perdonar nada y hay quien es capaz de perdonarlo todo, hay a quien le da miedo el hecho de pedir disculpas, porque es la evidencia de su error, la evidencia de que no es perfecto, y hay quien pide disculpas sin problemas sabiendo que perdonar es de sabios y creyendo que esto los hace más perfectos.
Estas personar que perdonan todo y piden disculpas, han de ser sin duda sabios, puesto que conocen que es imposible ser felices con rencor, saben que el odio arrastra a al infelicidad.
Pero... ¿pedir disculpas es pedir perdón y aceptarlas es perdonar? ¿En que grado muchas de estas personas perdonan porque perdonar es de sabios, porque podrán ir con la cabeza bien alta a decir a todos que ellos han perdonado y han pedido disculpas y que son sabios por ello, mientras afirman por lo bajito que “ellos perdona pero no olvidan”?.
Pedir disculpas no es pedir perdón, al igual que aceptarlas no es perdonar si no va acompañado de sinceridad, reflexión y olvido. Es por ello por lo que perdonar no es de sabios, perdonar es de inteligentes, “olvidar” es de sabios, no obstante no podemos vivir en base a esto, en base a no importar si nos equivocamos porque siempre podemos pedir disculpas, porque no es fácil para nadie vivir en un mundo en el que es más fácil pedir disculpas que pedir permiso.
Pero el hecho de pedir permiso no esta siempre al alcance, de hecho, es bastante complicado y esta condicionado, puesto que no se puede pedir permiso para todo y además el hecho de pedir permiso ya condiciona al individuo, puesto que este no siempre sera sincero.
Sera necesario entonces pensar en los demás y ponerse en su piel, pensar que es posible que alguien se ofenda y si este es el caso actuar de manera que no tengamos que pedir disculpas después, porque si tenemos que pedir disculpas es porque alguien a sufrido por nuestra acción, es decir, no hemos actuado bien, y pensar así, si es de ser sabios, tener esa virtud, la de hacer el bien es mas complicado que perdonar u olvidar, y el domino de esa virtud es el dominio de saber y ser capaces de hacer el bien.
Lo decía Aristóteles, es la virtud de hacer el bien es lo único que hace felices a los hombres.